Maldiciones
Llegué con el murmullo de una mañana gélida... con el corazón a trote, galopando a mil por hora...
toda la semana estuve pensando en ello.
La tarde anterior se me complicó porque se presentaron imprevistos que me impedían ir...no me importó lo consideré mi regalo de navidad y cual valiéndome madres... tomé el vuelo que me llevaría de vuelta a tu presencia.
Y así fue... el avión llego a Chihuahua y la temperatura a dos grados bajo cero...tal como quise poner mi corazón todo este tiempo..
Obvio, no funcionó...el camino a casa... las montañas, los campos, ese estilo tan peculiar de las casas, el corredor lleno de recuerdos... me llenaron de inmediato de una nostalgia infinita... la misma que se aparecía de repente y de vez en cuando, para decirme que algo había dejado olvidado al partir con prisa de aquel lugar, aquella vez cuando me fui.
De pronto te vi... maldito infierno...maldita suerte... maldito tiempo... dime mejor que más podría maldecir...
Tu sonrisa, tu voz, tu andar... tu falta de interés por todo aquello que te pudiera complicar me dolió, tanto como alguna vez me cautivó...
Pero, déjame decirte que no hay mejor anestesia que un programa lleno de talleres, cursos, explicaciones, temas financieros para relajar el alma...
Porque a eso fui, a cumplir compromisos profesionales, no creas ni por un segundo que fui a verte...
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