Una triste actuación
Recuerdo que fue a finales de
2017 cuando tuve aquella estrepitosa caída, en la que estando en una crisis de
identidad me atreví a pensar que podía cambiar mi vida y expuse mis
sentimientos estrellándome contra un individuo lleno de una soberbia y crueldad
infinita que jamás esperé.
También recuerdo que después de eso
recogí y guardé lo que estaba tirado en el suelo, me organicé mi fiesta con
invitados especiales, armé mi propio show en el que yo era la protagonista
montada en un papel de diva, frívola, llena de desdén y con una actitud de “me
vale madres todo”… , y así me la pase enfiestada todo 2018 hasta que llego el
final del show, pero ya para ese entonces el papel era mío y sin ser capaz de
mostrar algún sentimiento digno de recordar le dije adiós a aquel triste
escenario.
2019 y 2020 fueron años caóticos,
tuve que regresar a tierra para abrazar a los míos y sumergirme con ellos en
esas aguas oscuras llenas de miedo, enfermedad y angustia, doy gracias por regresar,
y aunque si bien había dolor en abundancia y tristeza infinita, en el ámbito
profesional las cosas no habían cambiado mucho, fue en ese entorno y en una
peculiaridad de la vida que la muerte de un conocido mutuo hizo que tuviéramos
un acercamiento fugaz, nada memorable, pero supongo que le bastó para asumir
que podía permanecer en el estatus de amigo, también recuerdo que la vida no
había jugado bien a su favor y tenía algunas carencias económicas.
En 2021, una semana después de la
muerte de la persona que más me amó en la vida, empezó a hablar conmigo, así, sin
más, como si todo lo vivido años antes fuera la historia de alguien más y no la
nuestra, noche tras noche, llamaba para ver cómo estaba, largas platicas
amables y divertidas acerca de su vida y la mía, aparentemente en pocos meses
supe más de él, de lo que había imaginado o supuesto en los 12 años que lo
conocía, sin bien es cierto que la vida seguía sin jugar a su favor.
Hasta que sucedió que lo
invitaron a trabajar en un proyecto importante y entonces pudo invitarme a
salir, lindas cenas en lugares fabulosos, platicas adorables, su familia, mi
familia, mi tristeza y la suya, su soledad y la mía, y así como sí todo
estuviera olvidado, aunque en realidad ya ni me acordaba quien fue y lo que
hizo, se volvió a meter en la historia de mi vida.
Me hizo promesas fantásticas, me
dijo que me quería como compañera de su vida, que quería despertar a mi lado
todos los días, que haríamos viajes increíbles al mar, a las montañas, al
extranjero, que tendríamos reuniones familiares y una linda tarde de domingo me
dijo “Te amo”, no está de más decir que a la vuelta de la esquina estaba la época
más hermosa del año “Navidad” y aún con todo lo acontecido en el último año,
las luces se vislumbraban cálidas.
Es verdad que la Adri rebelde,
loca de amor, desvergonzada y valemadrista de otros años se había ido, este
nuevo capítulo de muerte y enfermedad de seres amados me habían dejado noqueada
y en duelo, solo permanecí atenta y a la expectativa tratando de acomodar en mi
memoria los pedazos de un rompecabezas con la idea de que me faltaba una pieza.
Así llego diciembre, con la
cancelación de un muy planeado viaje con motivo de su cumpleaños, cenas
pospuestas, compromisos inesperados y un alejamiento con un silencio incomodo;
cuando pregunté qué pasaba con una respuesta agresiva fui enviada lejos de su
vida.
Después de eso me largué a Nueva
York a festejar mi cumpleaños 50, en lugar del inolvidable cumpleaños que me fue
prometido, cuando regresé intente otra vez buscar respuestas, sin embargo, con
un hablaremos cuando estemos más tranquilos me volvió a cerrar la puerta.
Decir que no me dolió sería
faltar a la verdad, recuerdo que una noche en la que no dormí, mientras vaciaba
una cajetilla de cigarros (mal hábito algunas veces recordado), me doblé de
dolor y empecé a llorar, la verdad es que pensar que solo me llevo una noche lo
que en el pasado me tomó casi dos años me hizo comprender que la lección estaba
aprendida, esa de aborrecer todo lo que me hiciera sentir impotencia y miseria.
Si bien no volvió a hablar
conmigo, no esperaba que lo hiciera y espero que no lo haga, a veces muy
esporádicamente pienso si alguna vez entenderé su última tristemente célebre
actuación en la historia de mi vida.
Comentarios
a veces lo lamentas otras, te preguntas porque volver si sabes cuá será el resultado pero, adri creo que queremos vivir
al menos para no quedarnos pensando en el hubiera.
duele... si
pero asi se curte uno
aunque suene optimista créeme soy todo lo menos alejado de eso
abrazos