Veracruz

No para de llover

El pronóstico del tiempo es malo para la mayoría de las personas, sobre todo, para las que viven a lo largo de la costa del Golfo de México.

Arlene tocó tierra en Veracruz, puerto querido y refugio de mis más dolorosos y felices momentos, no recuerdo un momento en mi vida como la temporada que estuve viviendo por allá, en que no me haya sentido más frágil y vulnerable.

Me recuerdo sentada en el malecón de Boca del Rio con una bolsa llena de piña cortada en pedacitos llena hasta la madre de chile.

El centro de Veracruz con sus marinos vestidos de blanco los lunes a las 6:00 de la tarde con su paso marcial y su homenaje a la bandera.

Me recuerdo viajando en lancha a lo largo de la Antigua y buscando el sol en Chachalacas, nunca jamás lo encontré, que playa más fría brrr.

Xalapa, con sus calles empinadas, el Mesón del Beaterio con sus desayunos de huevos fritos en salsa de queso, o su Arrachera 100 donde solíamos festejar los cumpleaños, extraño la salsa de las arracheras, los Tecajetes y los huevos con chicharrón en salsa roja, el clima muy idéntico al de hoy justo para un café del bola de oro, solía comprar para comer el pollo al chilpitin, desayunar mis chilaquiles en la esquina de Francisco González Bocanegra, y los chiles y las picadas (jijiji de esos no), weno quien sabe.

Las idas todos los fines que tuve disponible al puerto, a la montaña a pueblos con cascadas, Xico y sus rápidos y sus tostadas de camaroncitos, había otro pueblo el de la nana de mi hijo pero ya no recuerdo el nombre, soy buena para olvidar, a veces no recuerdo ni porque olvido.

A mi bebe si lo recuerdo cuando tenía cuatro meses, hermoso de grandes ojos negros, desde que nació me pasaba las tardes con el echada en el sofá mientras el dormía acomodado en mi panza, hasta que lo que tuve que dejar hecha un mar de lagrimas en la guardería de la Universidad de Xalapa para irme a chambiar, otro recuerdo tristes que me viene a la memoria fue la pastorela donde salió como niño Dios por cierto la navidad es mi época más deprimente del año.

Algo tuvo de malo la estancia ahí, alguna vez me confió la samaritana que cuando iba a verme, al regresar y mirar por el espejo retrovisor a mi personita parada con la manita en alto diciendo adiós solía ponerse a llorar, sin embargo fue hasta marzo de 2002 cuando tuve que dejar Xalapa en condiciones desastrosas.

La vuelta de Xalapa fue el punto de partida de la otra mitad de mi vida...de lo que antes fui y de lo que ya siempre no fui con lo que ahora soy, quedaron resquicios porque mi espíritu rebelde no se doblegó, mi actitud cabrona no cambio, lo que perdí fue la fe y la ilusión, igual me desilusioné de mi y eso es lo más doloroso que me ha pasado en mi vida.

Madrazos te da la vida, azotones y patadas...el chiste es saber levantarse y no mirar atrás…. pareciera que hoy lo hago pero no es así.

Alguna vez pensé que me daría miedo regresar, pero no fue tan malo, ya he vuelto varias veces, chingada madre a webo que si, recorro las mismas calles de Xalapa voy a desayunar a los mismos lugares y me siento en el mismo lugar a comer piña con chile.

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